En los pasillos del poder, escaños legislativos y cátedras de influencia, abundan roedores de santuario, aquellos que predican la moralidad pública mientras sus actos privados son manuales de supervivencia corrupta. El término para describir a los feligreses de doble moral hoy encaja en ciertos líderes políticos y sociales que instrumentalizan la fe, la ética o prédica social para encubrir voracidades.
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