“A medida que Estados Unidos y China profundizan su rivalidad geopolítica, la asimetría de sus enfoques estratégicos amenaza con fragmentar el sistema global y obliga a las potencias intermedias a redefinir su papel”.
La confrontación actual entre Estados Unidos y China no es simplemente una guerra comercial, ni una escaramuza diplomática pasajera. Es una lucha estructural y prolongada entre dos actores globales que no solo compiten entre sí