La filosofía sin historia es vacía. La historia sin filosofía es ciega. La descontextualización del saber se identifica con el prejuicio, el dogma y, en última instancia, con la ignorancia. Aprender frases ortodoxas de memoria y repetirlas una y otra vez hasta la saciedad -creyendo que mientras más se repitan se harán más verdaderas-, es el “modelo teórico” par excellence del dogmatismo, porque con ello se siembra en la