Choque, eso sí, que casi se va por la borda en dos acciones disparatadas y una sibilina tendencia arbitral. Qué nervios. Todo eran gritos en el bar. Más de media hora achicando balones en desventaja numérica. Y un 0-2 en el marcador. Con el penalti, la grada popular, en pleno poteo, estalló indignada. Valverde realizando aspavientos camino del vestuario, lo que faltaba. Pero Unai Simón colocó el muro y detuvo el injusto penalti lanzado por Greenwo